lunes, 13 de septiembre de 2010

LA TENTACION VIVE ARRIBA

En mitad de los cincuenta del pasado siglo Tom Ewell y Marilyn Monroe protagonizaron una divertida y delirante comedia americana cuyo éxito, obtenido de la mano del legendario Billy Wilder, dejó huella. La versión española lleva el título que he utilizado para este artículo pero nada hubiera cambiado si se hubiera mantenido el título original, “The seven year itch”, el picor (o la comezón) del séptimo año.

A nadie voy a descubrir que se trata de las peripecias de un Rodríguez de verano, cuya familia se va a la playa y en la soledad de su vacuo domicilio se tropieza con una exuberante vecina que le encandila cuando la ve pasear sobre la verja de la lumbrera del metro para, aprovechando la fuerza de la ventilación, combatir el calor.

Pues bien, durante este verano (2010) entre los militantes de Unión, Progreso y Democracia ha venido apareciendo algún que otro “Rodríguez” que, obnubilado por la convocatoria de primarias y ante el hándicap de que no todos los Ayuntamientos van a ser objeto de contienda electoral para UPyD, está deseoso de que pase el tren por su pueblo para ver si así se le levantan las haldas a la vecina.

Está bien, bromas aparte, es loable el deseo y la aspiración ya que a fin de cuentas de lo que se trata es de estar siempre dispuesto a trabajar empós del partido, o mejor, empós de su ideario. Pero se hace necesario serenar el ánimo y reflexionar sobre si el proyecto de UPyD, nuestro proyecto, es una “carrera al sprint” o una prueba de fondo. El sprint requiere una excelente preparación, una gran forma (física y/o mental) y sobre todo mucha, mucha experiencia. Las carreras de fondo requieren resistencia, serenidad y “aguante” para llegar lejos. Se hace necesario serenar el ánimo y reflexionar sobre porqué nos afiliamos a UPyD y la respuesta a esta cuestión no tiene alternativas: porque nos impregnamos de su ideario, porque entendimos que es necesaria una regeneración política en España, porque se hace imprescindible acabar con el bipartidismo perverso, con el chantaje nacionalista, con la progresiva degradación del sistema político español, con la incapacidad y nula voluntad de los partidos tradicionales de auto-regenerarse, porque hay que reconducir los sistemas legislativos nacidos del Estado de las autonomías para recuperar la PLENA IGUALDAD JURIDICA de todos los españoles, porque hay que difundir entre la ciudadanía una nueva visión actualizada y realista del concepto de progreso (que para el ciudadano normal no es otra cosa que poder vivir mejor), porque hay que decir no al progresismo basado en ideas caducas ancladas en el pasado y que carecen de futuro y desarrollar un progresismo capaz de llevar a cabo acciones cuyos efectos no acaben deteriorando los bienes que trata de alcanzar. Porque hay que superar las viejas ideologías, la falacia de las derechas y las izquierdas – no las necesitamos – tan solo tenemos que utilizar ideas, ideas con capacidad transversal, y por encima de todo considerar al ciudadano como destinatario de la propia acción política, concebir ésta como una idea de servicio a los demás y no para servirnos de ella.

Es evidente. Para todo esto, para luchar por todo esto, es loable la voluntad de los militantes que desean participar de forma comprometida en los comicios, pero sin olvidar que quien se presenta a las elecciones es el partido, no el individuo. El candidato es tan solo un instrumento del propio partido y no viceversa. Es el partido quien decide cuándo y dónde desea presentarse para entrar a formar parte del gobierno de las Instituciones, porque el acceso al poder, legítimo a más no “poder”, es tan solo el medio para conseguir los fines de nuestro ideario y solo a partir de esa decisión exclusiva de sus órganos de gobierno opera la absoluta y ejemplar libertad que nuestros Estatutos confieren a cualquier afiliado en activo para, sin necesidad de avales ni otros apoyos, presentarse como candidato a la formación de una lista electoral.

Alguien ha dicho – y yo asumo – que UPyD no es un partido con vocación de ser “eviterno”, pero que va a necesitar algún que otro lustro para que su ideario comience a dar frutos. En suma se trata de una carrera de fondo no de un sprint, porque éste no es otra cosa que el esfuerzo final que hace el atleta cuando se ha logrado una buena posición de cabeza, no la perdamos antes de haberla alcanzado. El verano llega a su fin y con el otoño todo vuelve a la normalidad, la familia regresa de la playa y nos reencontramos con la realidad. Olvidemos las tentaciones.

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